Otro punto de vista

lunes, 9 de abril de 2018

Un año como hermana mayor

Hace unos días que celebramos el primer cumpleaños de mi hermanita y cuanta ilusión me hizo.
Cúando llego Celtia a casa yo quería colaborar en todo lo posible y darle muchos mimos a la pequeña, pero a veces resultaba un poco aburrido porque "mi enana" se pasaba muchas horas durmiendo.
Cuando la pequeña cumplió tres meses mis padres decidieron que empezaríamos a compartir habitación, así que trasladaron su cuna al lado de mi cama....pensaba que aunque me encantaba tener a mi hermana al lado, me costaría dormir si ella lloraba mucho. Pero entre que Celtia no llora casi nada y yo duermo muy profundo, al final es al revés...soy yo la que despierto a Céltica cuando tengo mis ataques de tos.


El siguiente cambio significativo fue cuando término el verano y la pequeña empezó la guardería y a mi en algún momento me dio un poco de envidia, me acordaba de mi época allí, donde no había deberes era todo jugar y divertirse.
Mas tarde cuando Celtia tenia casi nueve meses, empecé a sentirme un poco enfadada por momentos, la peque ya no era ese bebe que no se movía y que yo mimaba cuando quería. Empezo a gatear, papa y mama tenían que estar mas pendientes de ella, y ella empezaba a pasar el día tocando mis juguetes y descolocando todo.
Y así llegamos al añito, Celtia "mi sol" ya camina...me manda besos y siempre esta muy atenta a todo lo que yo hago, me gusta sentarme a jugar con ella en la alfombra del salón, aunque ella no juega como yo....ella golpea los juguetes. Lo que menos me gusta es que siempre quiere robarme todo lo que estoy comiendo.
Y si hay algo maravilloso de tener una hermana es tener siempre alguien con quien jugar y me encanta ir a buscarla a la guarde y ver como camina hacia mi con una gran sonrisa.

martes, 30 de enero de 2018

Mi marca de guerrera

Tengo una Cicatriz en la mitad de mi Pecho desde los dos años y medio, se que fue desde mi operación de corazón, pero era tan pequeña que para mi la Cicatriz lleva ahí toda mi vida.
Durante los primeros años sólo me acordaba de ella cuando llegaba el verano  y discutía con mama porque las demás niñas en la piscina o la playa solo llevaban la parte de abajo del bañador, mientras  yo tenia que ponerme bañador entero, y me resultaba muy incómodo para ir al baño. Lo hacían para que no me diera el sol y quedará una Cicatriz más blanquita.

En estos años si alguien me preguntaba por mi operación o por la marca a mi no me costaba  nada levantarme la camiseta y enseñársela a la gente.
Pero ahora desde hace medio año más o menos he empezado a ser más consciente de que esta ahí...marcando mi cuerpo...y el resto de mis amigos y compañeros no la tiene.
Entonces empiezan las preguntas a mis padres,por que yo?, porque mis compañeros no la tiene? Y cuando sea mayor la voy a seguir teniendo?.
El otro día me bañe con mama y al vermela le dije  que quería que me explicara de nuevo toda mi operación, que lo de que tenia una pupa ahí dentro sonaba a cosas de pequeñajos.


Mis padres me han dicho que es una marca que llevare de por vida, y que si la sigo cuidando se notará poquito, pero lo que más me dicen es que tengo que estar orgullosa de ella.
Ahora mismo me hes difícil, me hace sentir diferente, espero que poco a poco mis padres tengan razón y solo sea una marca de guerra, una Cicatriz de la que sentirme orgullosa.

martes, 2 de enero de 2018

Los demás miembros de mi Hogar

En mi casa desde que naci siempre hemos sido cuatro. Cuando llegue por primera vez a mi hogar estaba Daya una gran bulldog francés con un carácter un tanto peculiar. Se que cuando mama se quedo embarazada de mi escucho todo tipo de opiniones sobre tener en casa un bebé y una perra, pero PapaGuerrero y mama decidieron que les daban igual los comentarios y Daya era parte de la familia desde hacía dos años.
Llegue a casa y dejaron que Daya me olesisqueara. Movió su muñóncito  (esta raza no tiene apenas cola) y desde ese momento se convirtió en mi protectora y compañera de juegos.
Durmió bajo mi cuna desde el primer día, y cuando llegaban a casa visitas, se mantenía cerca de mi o dando vueltas junto mi cuna.


Cuando empecé a jugar siempre estaba a mi lado, y por lo que me cuentan alguna vez quise usar sus orejas de mordedor.
A mi me encantaba darle de comer los restos de mis yogures y alguna cosilla más cuando mis padres no me veían.
Cuando yo tenía dos añitos decidieron aumentar la familia perruna y que Daya tuviera cachorros, vivi día a día su embarazo, y una mañana me levante y tenia tres lindos cachorros. Una blanquita y dos idénticos a Daya, en cuanto empezaron a caminar la casa era una locura pero muy divertida y Daya una mama 10.
Cuando cumplieron los dos  meses me contaron que se tenían que ir...no me hizo mucha gracias pero papa y mama le habían buscado unas familias que los cuidarían genial, cuatro perros en casa era una locura. Hoy en día seguimos sabiendo de ellos y están divinamente.

En el último  momento PapaGuerrero vio que la blanquita y yo teníamos una relación especial conseguimos que se quedara en casa. Le pusimos Zuri.
Hace dos años que Daya murió, los primero días fueron  muy duros para todos. Yo no entendía muy bien porque se había ido y dejado a Zuri solita.
Hoy en día Zuri se ha vuelto mi compañera de juegos, aunque desde que llegó Celtia a veces le hace más caso a ella que a mi, pero entiendo que quiere cuidarla y a mi no me hace tanta falta.
Es maravilloso tener una mascota, he aprendido a quererla, respetarla y a preocuparme por que este bien, y siempre tengo una compañera de juegos.